Las discrepancias sobre la celebración o no de un referéndum marcó ayer el primer acto del ciclo "Cataluña en la encrucijada" organizado por la Sección de Ciencias Jurídicas y Políticas del Ateneo de Madrid. Un auditorio lleno asistió a un inédito cara a cara entre el vicepresidente de Sociedad Civil Catalana (SCC), José Domingo, y la representante de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) en Madrid, Belén Murillo, que intercambiaron opiniones sobre el proceso y se enzarzaron en una discusión pel asunto de la consulta. Mientras Murillo insistía en que la solución para el problema catalán es el referéndum, Domingo subrayó que "la consulta no solucionaría nada, sino que generaría más problemas" y acusó a la clase política catalana y la ANC de no entender "la complejidad de la situación

Ante un auditorio custodiado por la policía nacional, el presidente del Ateneo, César Navarro, destacó que el acto debía servir para "construir puentes" pues "estamos en deuda con Cataluña", y que el organizador y moderador, Ángel Luis Alonso, apuntó la singularidad del acto, que reunía "por primera vez dos representantes de movimientos tan heterogéneos y antagónicos". El vicepresidente de SCCC, José Domingo, de hecho, explicó que él había intentado organizar un acto similar en Cataluña durante años pero que fue "boicoteado por alguien de arriba cercano a la plaza Sant Jaume".

Los dos ponentes aprovecharon los primeros minutos del cara a cara para presentar sus respectivas entidades y la representante de la ANC criticó como se había concedido el premio del Parlamento Europeo a SCC en 2014. Según Murillo, se trataba de un reconocimiento "propuesto por los estados miembros de la UE, por lo que Cataluña de momento no puede optar a él", y Domingo lo rebatió recordando que "no son los estados sino los miembros de la Eurocámara" quienes apoyan las candidaturas, lo que, a su juicio, demuestra la escasa adhesión internacional al independentismo.

En cuanto al referéndum, las palabras de Murillo, que defendió que el sujeto político que debe decidir la independencia son los catalanes "y no todos los electores de España, porque esto significaría siempre poner en minoría la voluntad de los catalanes" no fue bien recibida por los asistentes, que también le criticaron que justificara el proceso de independencia porque "así lo decidieron los catalanes el 27-S atribuyendo al Parlamento la mayoría separatista". Miembros del público le reprocharon que las formaciones independentistas no suman el 48% de los votos, pero ella insistió en que el 10% de los votos "no se puede atribuir a ninguna de las dos partes" ya que la posición de Cataluña Sí Se Puede no es clara.

Preguntada por el derecho a decidir, Murillo explicó que quería decir "poder expresarse con garantías", aunque algunos asistentes le recordaron la inconstitucionalidad de una posible consulta. Ella negó "el vacío legal, porque depende del contexto, sólo falta voluntad política y sustituir un ordenamiento político por otro", lo que le generó nuevamente las críticas del público.

La representante de la ANC en Madrid también generó malestar en el auditorio al asegurar que el Estado se "caracteriza por la falta de diálogo y presionar en el ámbito internacional" y afirmó que "los continuos ataques políticos y jurídicos de la Moncloa son responsables de alimentar el separatismo". Se ratificó, además, en que en Cataluña "no hay problemas de convivencia, somos un movimiento pacífico que se define por los actos democráticos".

En este sentido, un grupo de estudiantes de la UAB y miembros de SCC que estaban en el acto aprovecharon para denunciar la "falta de civismo" y "acoso" que han vivido últimamente y pidieron a Murillo que los condenara. Ella aseguró que no conocía los hechos y dijo que el ANC "condena cualquier acoso verbal o físico", mientras que el vicepresidente de SCC se solidarizó con ellos porque "el separatismo se encarga de que nuestro movimiento no tenga ningún protagonismo en Cataluña y nos arrinconan socialmente ".